Tesalónica es la segunda ciudad más importante de Grecia, capital de Macedonia central. Al caminar por sus calles podemos encontrarnos con decenas de monumentos y construcciones antiguas, y por su riqueza fue reconocida como Patrimonio de la Humanidad en 1988.
Uno de los símbolos de Tesalónica es la Torre Blanca, justo en medio de una pequeña plazoleta, frente al mar. Fue construida por Solimán el Magnífico sobre los restos de una antigua torre bizantina, el objetivo era contar con una estructura defensiva, a la vez que una prisión para sus enemigos.
La prisión fue el último lugar que vieron decenas de cientos de prisioneros, pero además fue escenario de sangrientos motines y matanzas. Por eso, la Torre Blanca también fue conocida durante muchos años como Torre Sangrienta.
En el año 1862, el sultán Mahmud II mandó matar a los prisioneros sobre los muros de la torre, y esto es solo un ejemplo de la violencia y las torturas que se extendieron a lo largo de la historia. La torre fue pintada de blanco luego de la conquista por parte de los ejércitos griegos, en un intento de purificar el oscuro pasado de esta estructura que hoy se yergue como una de las más reconocidas de Tesalónica.
